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  • Agencia Internacional de Energía pide garantizar el petróleo y el gas para la transición

    La IEA reconoció que Colombia es líder en la formulación de políticas de transición, pero recomendó no perder de vista los objetivos.
    La Agencia Internacional de Energía (IEA, sus siglas en inglés) hizo un llamado al Gobierno de Colombia para garantizar el abastecimiento de petróleo, gas, electricidad y minerales críticos, que la autoridad considera necesarios para seguir la ruta de transición energética. La invitación se hizo a través del informe "Energy Policy Review", correspondiente a Colombia para este año. Entre los consejos que da la IEA está también definir una visión general de la política de transición energética. Además, propone "establecer medidas para conciliar el crecimiento energético asequible y seguro para el desarrollo económico de Colombia".
     
    La IEA reconoció al país como un líder en materia de formulación de políticas públicas sobre transición a energía limpia. "Es un ejemplo inspirador de un país productor de combustibles fósiles comprometido con la acción climática, una vía de descarbonización a largo plazo y una política de diversificación energética", dijo la entidad.
     
    Recordó que Colombia tiene un plan de 2020 a 2050 que busca transformar la producción de energía mediante la diversificación de la matriz. La energía eólica, solar y geotérmica son los pilares de dicha transición, según el informe. "En la COP26, presentó una meta cero y un ambicioso plan que busca la reducción de 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030", dijo la autoridad de energía.
     
    Otra recomendación es generar una garantía de la coherencia de las políticas, objetivos y ambiciones de las leyes de transición. Los planes legislativos propuestos por el país deben tener un seguimiento para establecer los hitos en materia de transición energética.
     
    La IEA afirma que la descarbonización de la economía debe trabajarse con todos los actores del sector: tanto industriales como los habitantes de los territorios. Las pautas sociales, programas, acceso a la energía serán igual de importantes que la reducción de emisiones. "El empleo, la economía y las oportunidades de desarrollo surgen del despliegue de energías limpias a nivel local", dijo la entidad.
     
    Por Cristian Acosta para LaRepública.
  • Análisis: ' ¿Qué futuro le espera al petróleo y al gas? '

    Predecir cómo será un sector dentro de 20 o más años es siempre un reto. Siempre hay factores imprevistos que tienen un potencial de perturbación que podría tirar por la ventana cualquier previsión, y por eso las previsiones a largo plazo tienden a ser generalmente vagas. A menos que se refieran al petróleo y al gas. 
     
    En lo que respecta al petróleo y el gas, hay dos escuelas de pensamiento sobre previsiones a largo plazo, y estas dos escuelas están enfrentadas entre sí. Una de ellas, la escuela de la transición, sostiene que la electrificación del transporte y la transformación de la generación de electricidad conducirán en última instancia a la desaparición del petróleo y el gas como materias primas que sustentan la economía mundial.
    La otra escuela, la de los combustibles fósiles para siempre, sostiene que el enfoque actual de la electrificación del transporte y la transformación de la generación de energía nunca podrá funcionar como está previsto debido a las leyes de la física. Y por eso, al petróleo y al gas aún les quedan décadas de demanda.
     
    El transporte se ha electrificado a gran velocidad en los últimos años, sobre todo en el segmento de los turismos, y los vehículos eléctricos han pasado a representar una parte cada vez mayor de las ventas totales de automóviles en lugares como el Reino Unido, la UE y California. Pero esto no ha afectado a la demanda de petróleo.
     
    La demanda de petróleo, de hecho, lleva décadas en constante aumento, a pesar de caídas temporales como la que vimos en 2020 durante los cierres por pandemia. Ese año, BP predijo que la demanda de petróleo nunca volvería a los niveles de 2019. Asumió que la demanda de petróleo había tocado techo. Y se equivocó.
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    Este año, según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda mundial de petróleo alcanzará un récord de casi 102 millones de barriles diarios. Y eso a pesar de las ventas de vehículos eléctricos y de la enorme capacidad de generación de electricidad a partir de combustibles no fósiles. 
     
    La AIE no suele hacer previsiones a largo plazo, pero cuando las hace coinciden con las de BP: la transición energética debería reducir sustancialmente la demanda de petróleo y gas. Nadie sabe si será así, pero debería ser así, dice la AIE.
     
    Otros pronosticadores son más audaces y formulan sus previsiones como una certeza. BloombergNEF es uno de ellos. La empresa pronostica regularmente un futuro brillante para los vehículos eléctricos y proporciona los datos que lo respaldan. Lo mismo hacen otras entidades de previsión que ven la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles como el único futuro para la humanidad.
     
    La industria del petróleo y el gas, en cambio, tiene una visión diferente. Naturalmente, este punto de vista se basa en el negocio de la industria, pero esto no significa que no tenga fundamento en la realidad, de nuevo debido al negocio de esa industria.
     
    La industria -y la OPEP- tienden a centrarse en la demanda mundial de energía más que en las energías limpias en concreto. Su argumento puede resumirse así: la mayoría de la gente necesita energía. La necesitan en todo momento y es prioritario que la reciban. Su procedencia y su limpieza son preocupaciones secundarias para la mayoría de la población mundial. Sean cuales sean las objeciones que se tengan a la industria del petróleo y el gas, sería difícil oponerse a este argumento simplemente porque refleja la realidad material. Exxon, por ejemplo, en sus recientes perspectivas energéticas a largo plazo, afirmaba que esperaba que la demanda mundial de energía aumentara un 15% de aquí a 2050.
     
    Tras señalar que los países desarrollados mejorarán la eficiencia de su consumo energético en las próximas dos décadas, Exxon añadió que "los países en desarrollo, que representan el 80% de la población mundial, consumirán más energía a medida que mejoren su nivel de vida".
     
    Al igual que BP, que prevé un fuerte descenso del petróleo y el gas de aquí a 2050, Exxon también prevé que la cuota de estos combustibles fósiles disminuya sustancialmente para ese año, impulsada por el ímpetu de la transición. Sin embargo, estas previsiones dependen en gran medida de una cosa: que la transición funcione según lo previsto. Y ya no está funcionando según lo previsto.
     
    Puede que los países en desarrollo estén construyendo alguna capacidad eólica y solar, pero su principal apuesta siguen siendo los combustibles fósiles, incluido el carbón. China, el ejemplo de la eólica y la solar con su enorme capacidad, está construyendo centrales de carbón en abundancia mientras Europa y Estados Unidos cierran las suyas. Y a pesar de todos los billones invertidos en capacidad de energía renovable (1 billón de dólares sólo en 2022), la proporción de petróleo y gas en la combinación energética mundial sólo se ha reducido en un par de puntos porcentuales, si acaso.
     
    Mientras tanto, personas como el director ejecutivo de Aramco advierten de que no se está invirtiendo lo suficiente en el futuro suministro de petróleo y gas. En otras palabras, podríamos empezar a quedarnos sin oferta de petróleo y gas antes de que empiece a bajar la demanda.
     
    Desde cierto punto de vista, esto sólo facilitaría la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles porque, al limitarse la oferta, éstos serían menos asequibles. El problema es que las alternativas también son cada vez menos asequibles debido al suministro limitado de materias primas.
     
    La pregunta definitiva para nuestro futuro podría ser qué es menos caro. Algunos creen conocer la respuesta, y es "eólica y solar". Otros, conocedores de la industria minera y la geopolítica, discrepan. Sólo el tiempo dirá quién tiene razón.
     
    Por Irina Slav para Oilprice.com
     
  • ANH dice que reservas probadas de petróleo y gas son 7,5 y 7,2 años, respectivamente

    Las reservas probadas de gas bajaron de ocho a 7,2 años. La ministra de Minas y Energía resaltó que el recobro mejorado pasó de 21% a 23% y es el camino correcto.
    El Ministerio de Minas y Energía, encabezado por Irene Vélez, y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) dieron a conocer el informe anual de reservas de petróleo y gas. El reporte, con corte al 31 de diciembre de 2022, estima que el país tiene reservas probadas de petróleo y gas para 7,5 y 7,2 años, respectivamente.
     
    Las reservas probadas de petróleo pasaron de 2.039 millones de barriles reportados en 2021 a 2.074 millones en 2022. Además, la producción de petróleo fue de 275 millones de barriles, un aumento de 6 millones respecto al año anterior. Con corte de 2021, las reservas eran de 7,6 años.
     
    Mientras que las reservas probadas de gas se situaron en 2.82 terapies cúbicos (Tpc), con una diferencia de -0,35 con respecto a 2021, la producción de gas comercializado fue de 0,39 terapies cúbicos. Para 2021, el reporte indicó que las reservas eran de ocho años, es decir que en este insumo también bajó si se mide en tiempo.
     
    La ministra Vélez, durante el congreso de Naturgas, que inició ayer en Barranquilla, se refirió al informe y dijo que “entre 2021 y 2022, hubo un aumento de 1% respecto a las reservas probadas de petróleo. Esto quiere decir que, aunque hubo un proceso de producción, hemos logrado mantener, e incluso incrementar, aunque sea mínimamente, esa producción y esas reservas”.
     
    Además, la alta funcionaria destacó que buena parte de esas reservas tienen que ver con el aumento del recobro mejorado, “pasó de 21% a 23%, lo cual, para nosotros, indica que la política del actual Gobierno de hacer un incremento de las reservas a través de la utilización de la tecnología de recobro mejorado es el camino”. También, invitó al sector de explotación a ir en esa dirección “porque nos está dando resultados”, agregó.
     
    Los ojos del sector minero energético están sobre este reporte, pues permite tomar decisiones en materia de transición energética y administración fiscal.
     
    Julio César Vera, presidente de la Fundación Xua Energy y experto en el sector, indicó que “es una buena noticia que en crudo también tengamos nuevo potencial en temas de recobro mejorado, que es de donde viene cerca de 50% del reemplazamiento de reservas”.
     
    Sin embargo, Vera dice que “definitivamente el país tiene que avanzar no sólo en esta dirección, sino en la asignación de nuevas áreas y que el petróleo y el gas sigan siendo la palanca de valor fundamental del desarrollo sostenible del país en sus componentes económico, social y ambiental y del proceso de profundización de la transición energética del país”.
     
    Vale recordar que el nuevo presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, no cerró la puerta a esta búsqueda. El pasado 9 de mayo, el ejecutivo dijo que “no es cierto que el presidente de Ecopetrol haya dicho que no firmará nuevos contratos de exploración, ojalá haya más y siga habiendo rondas, porque es lo que le da la estabilidad a una empresa petrolera en el largo plazo. El incremento de sus reservas, y para incrementarlas, requiere de áreas para buscar petróleo y gas. Lo que sí he dicho es que con los contratos existentes vamos a tener el gran reto de hacer una mayor eficiencia”.
     
    Ese mismo día, Roa reiteró que la decisión es del Gobierno Nacional “y sabemos que en este momento están haciendo una revisión exhaustiva para mirar el balance de esa autonomía, esa soberanía nacional en la disponibilidad de recursos para atender la creciente demanda de combustibles que se viene percibiendo en el contexto nacional”.
     
    Y el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dijo el pasado 11 de mayo que “esa opción no está cerrada, simplemente estamos esperando el informe de la ANH. Ese informe nos debe decir dos cosas: reservas y qué pasó con los 200 contratos que estaban vigentes y de los cuales habían 40 suspendidos”.
     
    No obstante, la ministra Irene Vélez no confirmó si esta posibilidad de seguir explorando se abrirá, por el momento, la decisión de no firmar contratos se mantiene.
     
    Expertos aún confían en que se reconsidere la firma de contratos
    Los expertos aún están atentos a la decisión del Gobierno Nacional. “Los hechos y datos y las evidencias le están mostrando que sí lo permitirán y esperamos que vaya tomando decisiones al respecto, que pueden comenzar por permitir la extensión de actividades exploratorias a las áreas contiguas de bloques en producción hoy existentes y en cuencas maduras”, indicó Vera. Otros expertos como Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía, y Juan Felipe Neira, docente y experto, estiman que la decisión se va a quedar así.
     
    Por Juliana Arenales para LaRepública.
  • Corficolombiana estima las reservas de petróleo y gas tendrán un rango de ocho años

    Un informe de la firma advierte que hay que apostar por nuevos contratos de exploración, porque si se cuentan solo las reservas de petróleo, se agotarían en 2030.
    El informe de proyección de adición de reservas de crudo y gas de Corficolombiana estima que en 2022 y 2023 se redujo la proporción de reservas probadas sobre la producción y que Colombia agotará sus reservas de hidrocarburos en ocho años.
     
    Los cálculos, hechos a partir de datos de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), estiman que las adiciones de crudo aumenten levemente, mientras que las de gas continuarán retrocediendo. Para la firma, la única alternativa es apostar por nuevos contratos de exploración que mitiguen esta tendencia en el largo plazo.
     
    Reservas de crudo
     
    El informe estima que las reservas probadas de petróleo llegaron a 2.176 millones de barriles (Mbl) en 2022 y para 2023 probablemente se ubicará en 2.245 Mbl.
     
    Pese a que el avance es positivo, se soporta en revisiones y no en nuevos hallazgos. “Dada la dependencia de las revisiones del precio Brent, la moderación que estamos viendo en los precios de los commodities es un sesgo a la baja para este año y para la evolución de las reservas en el largo plazo”, detalla el informe.
     
    Como proporción de la producción, las reservas cayeron en 2022 y seguirán esta tendencia en 2023. Los pronósticos de Corficolombiana dicen que las reservas de crudo tendrán una vida útil de 7,1 años en 2023, lo que es una disminución contra 7,6 años registrados en 2021.
     
    Reservas de gas
     
    En este caso, el estudio resalta cierta estabilidad, pues para finales de este año quedarán ocho años de reservas, lo que indica que, si no se hacen cambios en contratos exploratorios, las reservas de hidrocarburos se pueden agotar hacia 2031.
     
    Además, el informe calcula que las reservas cayeron en 2022 hasta 3,14 terapies cúbicos (TPC) y para este año se ubicarán en 3,93 TPC, pero sucede algo similar al caso del petróleo, que los hallazgos aportarán un escaso valor al crecimiento de las reservas. Sin embargo, la producción de gas restará las reservas suficientes para compensar más que proporcionalmente las revisiones de este año.
     
    Como proporción de la producción anual, las reservas bajaron de 8,1 a 7,1 años desde el 2009 para el caso del petróleo. En términos de gas la caída ha sido más profunda, cayendo de 13,9 a 8 años desde el 2011.
     
    José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, explicó que las reservas van en función de la inversión y de los precios del petróleo. “En la última década hubo un ajuste importante en los precios, desde la caída de 2014 en los precios internacionales del petróleo, lo que generó una pérdida importante en los incentivos a la inversión y a la exploración”.
     
    En ese sentido, resulta que algunos proyectos se hacen inviables con precios más bajos. “En la coyuntura más reciente hemos visto una afectación más allá de las cifras de precios relacionado con la caída en la inversión y problemas de seguridad, hoy en día es muy relevante la discusión de la posibilidad de firmar nuevos contratos”, concluyó López.
     
    En el informe se revela una declinación persistente en la ventana de tiempo del abastecimiento, pues, por un lado, la mayor inversión en exploración se asocia con aumentos en hallazgos de petróleo y gas y, por el otro lado, una inversión de producción elevada aumenta la desacumulación de reservas.
     
    El departamento de investigaciones económicas de la firma estima que la adición de reservas que se dio en 2022 y que se dará en 2023 está concentrada en revisiones positivas por los altos precios del crudo y el gas.
     
    No obstante, se estima que la tendencia negativa de inversión en exploración será insuficiente para que los nuevos hallazgos de hidrocarburos cambien la tendencia de reservas en el corto plazo.
     
    Según dijo la Agencia Nacional de Hidrocarburos a este diario, no hay una fecha exacta aún para la publicación del informe. Sin embargo, la entidad estima que sea publicado durante los últimos días de este mes.
     
    Según Campetrol, a partir de datos de la ANH en su último reporte, las reservas probadas de petróleo se estiman en 2.039 millones de barriles, lo que se traduce en 7,6 años más de soberanía energética.
     
    Por Juliana Valentina Arenales para LaRepública.